lunes, 16 de mayo de 2011

Horacio Daniel Piombo y Benjamín Sal Llargués - Categoría 3. Jueces de tribunales de casación

SEXISMO Y CLASISMO





Candidatos: Horacio Daniel Piombo y Benjamín Sal Llargués

Categoría 3. Jueces de tribunales de casación

Propuestos por: Julia Baliña, Agustín Varela y Facundo Catriel Rebón





La Sala I del Tribunal de Casación Penal de la Provincia de Buenos Aires, integrada por los jueces Horacio Daniel Piombo y Benjamín Sal Llargués, decidieron reducir a la mitad (de 18 años a 9 años y medio) la pena impuesta a un pastor evangélico, condenado por el abuso sexual de dos adolescentes de 14 y 15 años. El fundamento del cambio en el monto de la pena, se debe a que consideraron que estas menores vivían en comunidades de determinado nivel social, donde se aceptan las relaciones sexuales a muy baja edad. En consecuencia, los jueces entendieron que no se estaría hablando de violación, por estar presente el elemento consentimiento, en niñas provenientes de estas comunidades. Además, los magistrados agregan a su argumento, el hecho de que las menores ya tenían experiencia sexual (“… incluso en yacer con otros hombres…”). Podríamos entonces, hacer la siguiente lectura: las niñas que nacen y se desarrollan en grupos desfavorecidos, no solo deben cargar con esta desigualdad sino que además, deben sumar una nueva: nadie las protegerá en el caso de que un adulto quiera corromperlas.


Claramente estamos ante la presencia de un fallo sexista y clasista. Las víctimas son triplemente estigmatizadas, en primer lugar por ser mujeres, en segundo lugar, por ser mujeres menores y, finalmente, por ser mujeres menores de sectores sociales vulnerables. Esta triple condición de vulnerabilidad (género, minoridad y condición social) que debiera ser más que suficiente para que el Estado descargue todo su aparato de protección sobre ellas, termina utilizándose en su contra, negándoles la protección legal que se merecen. Para concluir, creemos que estos jueces merecen tener un lugar en la lista de nominados al “Petiso Orejudo”, porque no levantarse ante este tipo de decisiones implica consentir que la justicia en Argentina es para unos pocos: hombres, mayores y de condición social pudiente.




Piombo y Sal Llargués














2 comentarios:

Vanina dijo...

Excelente el comentario. Creo que uno de los problemas de utilizar erróneamente el garantismo lleva a que este tipo de sentencias tengan lugar.
Lamentablemente, en muchos casos el garantismo es utilizado para reforzar aquellos quistes del sistema que queremos erradicar: gatillo fácil, abusos sexuales, corrupción de menores, delitos de guante blanco, etc. Mientras que en aquellos en que necesitamos que las garantías estén más latentes que nunca, simplemente son dejadas de lado.
Vergüenza tiene q darle a estos tipos de ocupar un lugar de magistrados. Evidentemente, seguimos soportando algunas consecuencias del sistema feudal...
Saludos a todos/as!

Anónimo dijo...

Y si... el fallo habla por si solo... tristemente lamentable...
Me imagino que el Consejo de la Magistratura Bonaerense alguna actuación habrá formado al respecto... o al menos la Cámara de Senadores de la Provincia de Buenos Aires...
Ah! cierto, me olvidaba!! son todos amigotes y los jueces desastrosos de la provincia se designan a dedo...